El velocímetro del vehículo es un dispositivo que sirve para indicar la velocidad a la circula. Pero, ¿lo que marca es real? ¿Alguna normativa regula estos aparatos? Si no lo tienes claro, ¡te lo explicamos aquí!
El velocímetro es una de las partes más importantes de un coche o una moto. Pero, ¿conoces sus orígenes? ¿Sabes cuántos tipos hay? Y no menos relevante: ¿alguna vez te has preguntado si lo que marca coincide con la velocidad real a la que se está circulando? Si quieres conocer las respuestas, este post te interesa. Vamos a ocuparnos del velocímetro del vehículo. ¡Sigue leyendo!
Índice
Hablar del velocímetro del vehículo es hacerlo de un dispositivo cuya creación se le atribuye al inventor croata Josip Belušić. Su invención fue patentada en 1888 y se presentó un año más tarde en la Exposición Universal de París, ciudad considerada cuna de la automoción.
Sobre su función, la misma queda perfectamente aclarada en el Diccionario de la Lengua Española:
En la actualidad, dicho medidor es obligatorio. Pero, ¿sabes en qué vehículos debe instalarse? ¡Es pregunta de autoescuela!
Si has elegido la respuesta B, has acertado. El velocímetro es un elemento obligatorio para todos los vehículos a motor y ciclomotores que superen los 40 km/h de velocidad circulando por un terreno llano.
El indicador de velocidad ha de estar integrado en el cuadro de instrumentos o mandos de un vehículo y ubicado de tal forma que sea perfectamente visible para el conductor. En cuanto a sus tipos, se dividen en:
Dada su importancia, el velocímetro es objeto de revisión en la inspección técnica de vehículos (ITV). Concretamente, de manera visual, se comprueba:
Si la iluminación de un velocímetro no funciona, se considerará un defecto leve. Pero si el vehículo no equipa este dispositivo, el mismo se encuentra estropeado o indica la velocidad solamente en millas, el empleado de la estación de ITV anotará dicho defecto como grave.
Ello podrá suponer que el resultado de la ITV sea desfavorable o negativo. Es decir, el vehículo no podrá circular hasta que se repare y vuelva a pasar la inspección para comprobar que el defecto ha sido subsanado.
Llegados a este punto, es fundamental tener claro que el velocímetro del vehículo no marca la velocidad real a la que se está circulando. Y eso se debe, principalmente, a los siguientes motivos:
Además de con los velocímetros instalados en los tableros de instrumentos o mandos de los vehículos, es posible medir la velocidad con el GPS:
Si deseas hacer un experimento, Google ofrece un servicio para comprobar la velocidad. El gigante tecnológico nos dice que si añadimos un velocímetro a la navegación de nuestro smartphone, podremos comprobar a qué velocidad conducimos.
Pero, para curarse en salud, también advierte que los velocímetros que se muestran en la aplicación Google Maps son solo informativos. Y que si deseamos saber a qué velocidad circulamos, lo mejor es que hagamos caso al indicador de nuestro vehículo.
Como hemos explicado en el apartado anterior, uno de los motivos por los que el velocímetro del vehículo no marca la velocidad real es la normativa aplicable a estos aparatos. Un asunto que ya tratamos en el artículo dedicado al funcionamiento de los radares de tramo.
Sobre el particular, comentar que una ley europea es la encargada de establecer que los velocímetros indiquen una velocidad superior a la que se circule. De esta manera, se contribuye a que los conductores no superen los límites de cada vía. Y a que, por lo tanto, se reduzcan los siniestros por exceso de velocidad.
Ya lo hemos comentado: el estado de un vehículo o las modificaciones que se realicen en él podrían provocar imprecisiones en la medición de la velocidad. Entre otros, estos son algunos factores que influyen en lo que marca un velocímetro:
Estos condicionantes, junto a la propia imprecisión de los mecanismos de medición y la normativa, que exige una marcación superior a la real, hacen que el velocímetro del vehículo no muestre con exactitud a qué velocidad se circula.
En resumen, un velocímetro no marca la velocidad real a la que se conduce. Es más: indica una cifra más elevada. Para que te hagas una idea, si el indicador muestra que circulas a 114 km/h, lo más probable es que la velocidad de verdad se aproxime a 100 km/h.
Ello es así porque la ley europea que citábamos anteriormente contempla un margen de error máximo sobre la velocidad real del 10% más 4 km/h. En cualquier caso, ¿quieres un buen consejo?
Por cierto: si eres el causante de un siniestro de circulación y sufres daños corporales, te vendrá bien haber contratado un seguro de coche o un seguro de moto con cobertura de Accidentes del Conductor. Y si no lo has hecho aún, tenlo en cuenta para incluirlo en tu póliza. ¡Así circularás más protegido!
Soy un apasionado de las competiciones del motor y he trabajado y colaborado con algunos de los medios de comunicación más importantes de España, especializándome en este sector. Además, me interesan mucho los temas relacionados con la seguridad vial.
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