Vespa continúa con la renovación de sus míticos scooter de 125. Eso sí, sin perder su identidad característica, tanto a nivel estético como mecánico, y adaptándose a los nuevos tiempos.
Vespa, que pertenece al Grupo Piaggio, tiene en el mercado varios modelos con motor 125, desde la Sprint a la Primavera, pasando por las GTS Super y la PX. Esta última moto es la única que mantiene el cambio manual con la maneta del embrague. En las demás, ya es automático.
La más emblemática de las 125 es la Primavera, que nació en 1968 y que la marca italiana ha devuelto a la actualidad. Una renovación estética y tecnológica que la sitúan a la vanguardia de las scooters de su categoría.
Esta mítica Vespa luce con elegancia unos acabados muy cuidados y un funcionamiento muy destacable, sobre todo en ciudad. Allí, su tamaño la hace ideal para desenvolverse con gran agilidad entre coches y por calles estrechas.
Un clásico que se renueva
El aspecto exterior mantiene algunos elementos icónicos del pasado, como sus curvas o el cuadro de instrumentos, tecnológicamente avanzado, pero con un distinguido toque vintage. Los diseñadores de Piaggio han cuidado hasta los más mínimos detalles: cófanos (cubiertas laterales) con la parte posterior afilada, remates cromados, piloto posterior y de posición anteriores led. También se ha modificado la parte de la plataforma, que ahora permite llevar objetos con mayor comodidad y seguridad.
En el capítulo de mejoras, destacan la comodidad de los asientos y el cofre, con capacidad para un casco integral. Este espacio adicional se consigue por el desplazamiento de la batería hacia la plataforma, que permite un mejor acceso al motor, los puños y las piñas. Se pueden resaltar, además, su amplia guantera con cerradura, el gancho portabolsas y un caballete central que, gracias a su gran facilidad de colocación, hace innecesario otro en el lateral.
El motor de la Vespa 125 es el conocido monocilíndrico SOHC 3V refrigerado por aire de Piaggio. Está dotado de los últimos avances tecnológicos, como inyección electrónica, tres válvulas (dos de admisión y una de escape) y un solo árbol de levas. Tiene un consumo mínimo de 1,5 litros a los 100 kilómetros.
Otra característica de la Vespa 125 es la tradicional suspensión delantera de tipo monobrazo, pero mejorada para la ocasión. Algo que se ha logrado al anclar el conjunto del amortiguador a un soporte de aluminio unido a la rueda, mediante un pasador de bisagra. Mientras que la posterior se confía a un amortiguador de 70 milímetros sin ajustes.
Con su habitual chasis monocasco autoportante de chapa estampada, la Vespa cuenta ahora con una nueva horquilla monobrazo por bieletas, de anclajes reforzados. Para reducir las vibraciones, el anclaje del motoral chasis dispone de un sistema de brazos de dos posiciones y de un doble amortiguador de caucho (silentblock) que contribuye a minimizar las vibraciones.
Los frenos combinan un disco delantero de 200 milímetros y un tambor trasero de 140 milímetros, suficientes para garantizar una frenada potente y dosificable. Además, algunos modelos disponen de sistema ABS.
La 125 es un scooter equilibrado, fácil de manejar, seguro y muy maniobrable gracias a su buen reparto de pesos y sus suspensiones de corto recorrido. Todo ello, claro, conservando el viejo espíritu de las Vespa que ha pervivido inmutable hasta nuestros días.
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