La pantalla es la parte más delicada del casco y la que exige un mantenimiento más continuo. Hemos de ser cuidadosos con su limpieza y evitar rayarla, ya que si la pantalla está sucia o rayada, no veremos bien a través de ella, con el consiguiente riesgo que esto implica. Lo más recomendable es desmontarla y sumergirla en agua con jabón.
Muchos modelos permiten desmontar el acolchado interior del casco, facilitando así su limpieza o su cambio, si acaso se desea más ajuste o ha cedido con el uso. El primer lavado lo puedes hacer con un jabón específico contra la grasa, pues el cuero cabelludo libera una secreción sebácea que impregna el interior del casco. Los demás puedes hacerlos con jabón líquido, menos agresivo. En caso de que no sea posible extraer el acolchado, algunas tiendas especializadas ofrecen sprays limpiadores con espuma para tapizados, que se aplica sobre el interior, se deja actuar unos minutos y se seca con un trapo.
En cuanto al exterior, procura limpiar frecuentemente los insectos que acaban en la calota, pues atacan a la pintura y el barniz, y pueden llegar a obstruir los sistemas de ventilación. Si los dejas secar se incrustarán y será más difícil quitarlos. Puedes utilizar una esponja y jabón líquido, además de un cepillo de dientes para limpiar las rejillas, aunque también existen productos específicos.
Otro factor importante para la conservación de tu casco es la exposición a los rayos solares. No olvides que los cascos fabricados con material termoplástico tienen fecha de caducidad, la cual depende en gran medida de su exposición a las radiaciones solares. Los fabricados en fibras, ABS y otro tipo de resinas, no se debilitan por estos factores, pero todos llevan piezas de plástico susceptibles de deteriorarse. Consulta el manual del fabricante para asegurarte del periodo de vida útil recomendado para tu modelo.
Por último, recuerda que el peor enemigo de un casco son los impactos, pues están diseñados para absorber un fuerte impacto, no más. El mero hecho de que se te caiga al suelo puede bastar para que su estructura se dañe lo suficiente como para desecharlo. Tampoco es recomendable que lo pintes con cualquier pintura o abrillantador, ni que te sientes sobre el o que lo transportes colgado de algún soporte de tu moto. Recuerda que es el elemento de protección más importante del que disponemos sobre la moto.
Esperamos que estos consejos te hayan servido de ayuda y ¡que disfrutes de tu casco!
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