Si te apetece viajar en nuestra particular máquina del tiempo, te invitamos a retroceder en el tiempo para descubrir algunas de las motos míticas de los 80 del siglo XX. ¿Nos acompañas?
En AMV somos muy aficionados a las motos antiguas. Tanto es así que en el blog hemos dedicado una entrada a las motos clásicas más icónicas de la historia. Pues bien: en esta ocasión vamos a ocuparnos de una década concreta y nos centraremos en las motos míticas de los 80.
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Índice
10 motos míticas de los años 80
Sin duda, el listado de motos míticas de los 80 es muy amplio. ¡Podríamos dedicar varios artículos a este tema! De momento, hemos seleccionado 10 modelos representativos que dejaron huella. No están todos los que son, pero son todos los que están. ¿Estás preparado para viajar en la máquina del tiempo? ¡Arrancamos!
1. Bimota SB4 (1982)
Muy exclusiva. Así es como puede calificarse a la deportiva SB4, cuya producción se limitó a 272 unidades. Las motocicletas de la marca italiana Bimota se servían de mecánicas suministradas por fabricantes generalistas. En este caso, la S de SB4 indicaba que el propulsor era de origen Suzuki. Para ser exactos, era el mismo que montaba la original Katana.
En España, la Bimota SB4 costaba 1,5 millones de pesetas y su velocidad punta rondaba los 250 km/h. Y los medios de comunicación que tuvieron la oportunidad de probarla se referían a ella como una moto noble, estable y segura… ¡en manos experimentadas! Y es que, ciertamente, aquel híbrido concebido en Rímini con un motor procedente de Hamamatsu estaba reservado a motoristas sénior.
2. BMW R 80 G/S (1980)
De la BMW R 80 G/S ya nos ocupamos en el post dedicado a las motos clásicas que hicieron historia en el Dakar. Nuestra protagonista fue precursora de las motos de enduro de gran cilindrada y uso mixto –de hecho, las siglas G/S significaban Gelände (todoterreno) y Straße (calle)–. En sus orígenes, el motor bóxer rendía una potencia de 50 CV y permitía alcanzar una velocidad de 167 km/h.
La R 80 G/S rompió esquemas en su día gracias a una estética muy radical que se desarrolló en colaboración con la firma italiana Laverda. Y mecánicamente sobresalía por un propulsor muy ligero, así como por la original disposición del eje y la suspensión traseros. A destacar el brazo monolever, que facilitaba el rápido desmontaje de la rueda y contribuía al excelente comportamiento de la moto.
3. Buell RS1200 (1989)
En 1983, el ingeniero Erik Buell, que había trabajado para Harley-Davidson, inició una andadura en solitario. Su pasión por la competición lo llevó a desarrollar la moto de carreras RW750 de forma artesanal. Pero en 1984, la Asociación Americana de Motociclistas (AMA) determinó suprimir la categoría para la cual se había concebido aquella moto.
Esa decisión obligó a Buell a poner su atención en las motocicletas de calle. Fue así como, ya en su factoría de Wisconsin, produjo la singular RS1200, a la que dotó de un motor Harley-Davidson de 68 CV. Esa deportiva contribuyó a que la marca ganara reputación. Y a que, finalmente, Erik Buell se asociase con el fabricante de Milwaukee para crear la Buell Motorcycle Company.
4. Ducati 851 (1987)
Tras ser adquirida por Cagiva en 1985, Ducati desarrolló la deportiva 851. Una moto que marcó un antes y un después al montar un propulsor de distribución desmodrónica, con inyección de combustible, propuesto por el ingeniero Massimo Bordi. Aquel V-Twin de 851 cc respondía con contundencia al golpe de gas gracias a sus más de 90 CV. ¡Una apuesta ganadora!
Durante el tiempo que estuvo a la venta, hubo diferentes variantes de la Ducati 851. Especialmente recordada es la Tricolore, con una mecánica de 102 CV que permitía rodar a una velocidad máxima de 280 km/h. En 1990, a los mandos de la máquina italiana, el francés Raymond Roche consiguió el título de pilotos en el Campeonato del Mundo de Superbike.
5. Honda Africa Twin (1988)
Hablar de la Africa Twin es hacerlo de una de las grandes motos míticas de los 80. No es de extrañar, puesto que estaba inspirada en la NXR750 que ganó el Dakar en 1986 y 1987 con el francés Cyril Neveu a sus mandos. Unos éxitos que animaron a Honda a producir una motocicleta de serie. Y fue así como, en 1988, la adventure sports Africa Twin amplió la oferta de la marca asiática.
Inicialmente, montaba un propulsor bicilíndrico en V a 72 grados, derivado del que utilizaba la Honda Transalp, con una potencia de 56 CV. Pero lo que más llamaba la atención era su estética, con un look casi idéntico al de la moto del Dakar. La Africa Twin se mantuvo en producción hasta 2003. Y tras un paréntesis, volvió al catálogo de Honda en el año 2015.
6. Kawasaki GPZ900R Ninja (1984)
Otra de las motos míticas de los 80. A nivel mundial, adquirió notoriedad al aparecer en la película Top Gun (Ídolos del Aire). Si la has visto, recordarás que Pete Maverick Mitchell (Tom Cruise) y su chica, Charlie Blackwood (Kelly McGillis), se paseaban por California a lomos de una Kawasaki GPZ900R Ninja. Y luego se incluyó en los vehículos clásicos de la película Top Gun Maverick.
Kawasaki dedicó seis años a desarrollar la primera motocicleta de serie que equipaba un motor tetracilíndrico en línea, de refrigeración líquida, con una culata de 16 válvulas. Concretamente, de impulsar a la GPZ900R Ninja se encargaba un propulsor de 908 cc que otorgaba una potencia de 115 CV y permitía superar los 240 km/h. ¡No podía faltar en nuestra selección!
7. Puch Condor (1982)
Aunque Puch es una firma de origen austríaco, está estrechamente vinculada a la historia del motociclismo español. Ello es así porque desde 1972, año en que apareció el ciclomotor de campo Minicross, sus modelos fueron fabricados bajo licencia en España por Avello. Con sede en Gijón, esta empresa acabaría siendo absorbida en 1988 y convertida en Suzuki Motor España.
Tomando la base de la exitosa Minicross se desarrolló la Puch Condor, de mayores dimensiones y con mejoras en el diseño, el chasis y la parte ciclo. El eslogan publicitario de la época señalaba que Condor no hay más que una. Y así debieron entenderlo muchos jóvenes de aquella década. Aficionados que se introdujeron en las motos de campo con esta austríaca de sangre española que bien merece estar en nuestra selección.
8. Rieju MR 80 (1984)
Continuando en nuestro país, España puede presumir de haber dado grandes fabricantes de motos. Uno de ellos es Rieju, que inició su andadura empresarial en 1934 con la producción de accesorios para bicicletas en Cataluña. En 1945 llegaría su primer ciclomotor. Y desde ahí hasta nuestros días, con una oferta que abarca modelos de carretera, scooters eléctricos y motos off road.
Precisamente, la MR 80 era fruto de los éxitos deportivos conseguidos por la marca en pruebas de enduro y motocross. Digna sucesora de la Marathon, estaba dotada de un propulsor Minarelli de 13,2 CV. Y aquellos que deseaban una moto de mayores prestaciones podían solicitar la MR 80 C con cerca de 21 CV. En la actualidad, es muy demandada en el mercado de ocasión.
9. Suzuki Katana (1981)
En 2018, Suzuki anunció el regreso del modelo Katana a su gama. Un comunicado que ilusionó a los simpatizantes más nostálgicos del fabricante japonés. Y no era para menos, ya que la motocicleta original despertó mucha admiración por su rompedora imagen, obra de Target Design. Nos referimos a una firma europea entre cuyos responsables figuraba Hans Muth, que había sido jefe de Diseño de BMW.
Por si no lo sabías, katana era una espada japonesa que, según cuenta la leyenda, infligía un gran temor a quienes la vieran desenfundada. En el caso de la naked deportiva, causaba una grata impresión y representaba una propuesta radical, algo que se tradujo en buenas ventas para Suzuki. En cuanto al motor, las primeras unidades equipaban un bloque de 1.074 cc que rendía más de 100 CV.
10. Yamaha V-Max (1985)
Y finalizamos nuestro repaso a las motos míticas de los 80 con esta legendaria cruiser de Yamaha. Una motocicleta que impactaba a primera vista por su estética minimalista y un voluminoso propulsor que avanzaba fuertes sensaciones al manillar. Hablamos de una mecánica de cuatro cilindros en V a 70 grados refrigerada por agua, instalada en posición transversal, pintada de negro y con acabados de metal pulido.
Con una cilindrada de 1.198 cc, aquel motor entregaba una potencia de 120 CV y derivaba del desarrollado para el modelo Venture Royale, una tourer que le plantó cara sin complejos a sus equivalentes de Harley-Davidson y Honda. Para la V-Max, los ingenieros de Yamaha realizaron los ajustes necesarios de cara a convertirlo en un corazón muy enérgico. Como así fue…
Soy un apasionado de las competiciones del motor y he trabajado y colaborado con algunos de los medios de comunicación más importantes de España, especializándome en este sector. Además, me interesan mucho los temas relacionados con la seguridad vial.